En el caso de los niños, el objetivo principal del masaje es, que los pequeños se vayan familiarizando con el mundo que lo rodea por medio del contacto físico, olores, caricias y sonidos.
Les ayuda a regular y reforzar las funciones respiratorias, circulatorias y gastrointestinales. Aminora las incomodidades producidas por cólicos, gases y estreñimiento. Además, adquieren un mejor tono muscular, incrementan paulatinamente su fuerza y presentan una mejor irrigación sanguínea.
El masaje también permite al niño relajarse, ya que alivia el estrés que genera diariamente cuando se enfrenta a los estímulos que se encuentran en su entorno.
Por su parte, los padres empiezan a conocer a su hijo y fortalecen los vínculos afectivos a través de las miradas, el contacto con la piel, las sonrisas, los sonidos y las caricias.
"El masaje es una manera fácil y sencilla de comunicarse con los niños creando vínculos afectivos estrechos", expresa la psicóloga infantil Erika Mercado Bernal.
"Se puede mejorar la comunicación madre-hijo, porque a través de la mirada, los gestos y el balbuceo se crea una conexión directa muy importante", refiere Mercado, quien es instructora certificada por la Asociación Internacional de Masaje Infantil.
¿Mamá puede ser masajista?
Según Mercado, para que una madre pueda realizar masajes libremente a sus hijos es importante que tenga instrucción en técnicas específicas de masaje, además de la supervisión de una experta.
La edad ideal para que el bebé reciba un masaje es desde los 15 días de nacidos hasta los 9 ó 10 meses, justo antes de que el niño empiece a gatear, porque al tener movilidad el pequeño no le permitirá a la madre realizar adecuadamente la terapia.
La disposición del infante juega un papel muy importante en la duración del masaje, pues éste puede ser de entre 15 minutos y 60 minutos. Recuerda siempre respetar al bebé y nunca forzarlo a nada.
Toma en cuenta que todos los niños son delicados, más cuando son prematuros, tienen algún tipo de discapacidad, o han sido sometidos a algún tipo de intervención quirúrgica. Así que al momento de tocarlos se deben tener precauciones, porque de lo contrario, en vez de provocarles una sensación agradable, la experiencia podría tornarse estresante para los bebés.
Las calidas manos de mamá, un suave aceite, una cobijita, un espacio agradable y tranquiló para el niño, donde las condiciones de luz y temperatura sean las adecuadas, bastarán para que juntos inicien esta experiencia.
Fuente: Esmas
ENTRADA DIGITAL